México en mi mente

Belleza. Gente amable. Comida conocida en todo el mundo. Y lastimosamente muchos problemas con delincuencia y violencia. México es una nación con caras diferentes. Además es la tierra natal de mi esposa. Hace casi dos años me fui a visitar allí – y descubrí que todavía hay mucho más para descubrir. 

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Diciembre 2011, unos días antes de Navidad. Por fin he llegado en el aéropuerto de Brownsville, en el sur de Tejas. Esperando a mi equipaje y buscando alguien que debería estar allí esperando por…mí. El aéropuerto no es my grande, pero por alguna razón demora un rato antes que nos encontremos, mi novia y yo. Vamos a pasar casi las tres semanas siguientes juntos, viajando y visitando a su familia en diferentes partes de, bueno, México primereramente, pero además cruzando la frontera entre México y los Estados Unidos algunas veces.

La razón por eso es algo que pasó unos años antes. En los fines del año 2009 yo había aceptado trabajar con un proyecto cultural en Yemen. Fue un tiempo bien interesante en general y aún más porque allí iba a encontrar a Emilia – también conocida como Mily – una mexicana involucrada en el trabajo del mismo centro educativo donde estaba yo entonces. Salí del país en los inicios del 2011, justamente antes que empezara el proceso ahora conocido como ”la primavera árabe”. Ella vino a visitarme en Suecia por unos meses el mismo año y empezamos nuestro propio proceso de ‘primavera’, solicitando una visa de residencia en Suecia para ella.

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Finalmente, la hora llegó para mi primer viaje a México. América Latina no era un continente completamente desconocido para mí. Había trabajado en el Ecuador por tres años, y claro que sí hay similaridades (como el idioma), pero México es definitivamente más grande y hay diferencias culturales. Por ejemplo parece haber una certitud, uno podría llamarla autoconfianza, y una manera de comunicarse más directamente sin la cortesía generalmente requerida en el país andino. Aunque, según mi esposa, eso refleja más el norte de México, mientras en el centro y el sur del país la cortesía es más necesaria.

Mi entonces novia (ahora esposa) ha vivido por el mayor tiempo de su vida en la ciudad de Matamoros, ubicada en el estado de Tamaulipas, justamente a la frontera con los EEUU. La ciudad más cerca es la previamente mencionada Brownsville. En el lado estadounidense también hay un montón de hispanohablantes, pero los carriles son mejores y hay más restaurantes y centros comerciales. Las señales al pasar por la aduana muestra unas distinciones interesantes. Al entrar en EEUU te indican que ‘no puedes traficar drogas a los EEUU’ mientras en la dirección opuesta te piden ‘que por favor no lleves armas a México’. Y hay razones por eso. El narcotráfico y contrabando de armas de fuego es un problema grave allí. El día de Navidad había un artículo en un periódico regional sobre cuerpos decapitados hallados en una fosa en el estado vecino, Veracruz. Además recibimos noticias de una balacera entre policías y delincuentes en Matamoros la misma noche, noche de paz…

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Pero nosotros celebramos la Navidad en casa de su mama, unos diez minutos en carro de la frontera, con algunos familiares y amigos; comiendo pavo, espagueti, puré de papas y chocolate sueco. Además – por supuesto – compartimos regalos y finalmente jugamos karaoke. Sí, de veras.

Después pasamos unos días en el centro del país. Algunos amigos nos habían aconsejado que ”no pueden quedarse aquí en la frontera todo el tiempo – tienen que ver un poco de la belleza de México también…”. Querétaro tiene completamente otro carácter, con una abundancia de arquitectura colonial, guías turísticas contando la historia de la región y sobre todo de los movimientos de libertad durante el siglo 19. La gente allí se refiere a su ciudad ilustre como ”el ombligo de México” y ”la cuna de la independencia” para que nadie se olvide de su importancia. Orgullosos? Parece que sí, pero creo que tienen razón. Un día fuimos a San Miguel de Allende, una ciudad más pequeña pero aún más turística (además es Patrimonio de la Humanidad), donde anduvimos caminando o en tranvía por las calles angostas, por subidas y bajadas, aprendiendo todo lo importante. Además almorzamos en un bar con videos del grupo Los Tigres del Norte pasando en una pantalla grande.

Si no me hubiera sentido un poco mal del estómago creo que habría tenido un tiempo aún más lindo en ese área, pero así es. Luego pasamos el año nuevo y unos días después en el pueblo Xicoténcatl en Tamaulipas, donde vive el padre de Mily. Hicimos excursiones en los alrededores, donde hay mucha naturaleza bonita y algo tan raro como un centro ecológico en el pueblo Gómez Farías. Además, durante esos días recibimos la respuesta de nuestra solicitud de visa de residencia en Suecia para mi novia.

Creo que he olvidado algo significante. Claro. Justamente antes de Navidad fuimos a Brownsville, compramos dos anillos y nos comprometimos ese mismo día, el 22 de diciembre 2011.

Obviamente no alcanzaban esas tres semanas para ver todo lo que hay en México. Sobre todo querría ver más historia precolonial y lo que queda de las civilizaciones aztecas y mayas en el centro y sur de la nación. Hay muchos lugares famosos en esas áreas y cerca del golfo. Pero, algo me indica que no fue la última vez viajando allí. Y la próxima vez espero que tengamos por lo menos un mes para explorar a todo eso. O casi todo. O por lo menos un pequeño porcentaje de todo…

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Artículo basado en una tarea en la Universidad de Gotemburgo y anteriormente publicada en el blog Yemenity2010. Esta versión está un poco actualizada.